Cacao mexicano, un tesoro ancestral para rescatar.
* Por Elizabeth Romero (Directora General IESEG)
El cacao es un tesoro ancestral de México, un patrimonio que ha estado enlazado a nuestros pueblos como alimento, moneda y carácter religioso. Los Olmecas fueron los primeros humanos en saborear en forma de bebida sus semillas, que eran molidas, mezcladas con agua y adornadas con especias y hierbas. Con el tiempo, la cultura del cacao se extendió a las poblaciones mayas y aztecas. El grano simbolizaba vigor físico y longevidad. Los altos funcionarios lo consumían en tazones espumosos, ya que recibían grandes recipientes que contenían cientos de semillas a modo de tributo. Europa se llevó el cacao y aprendimos a consumir el chocolate con leche y con azúcar, aunque la realidad es que es un producto cuya esencia resalta por sí misma.
¿Pero qué ha pasado con ésta semilla en los últimos años?
En nuestro país se dejaron de producir quince mil toneladas anuales, pero hoy se suman esfuerzos para empezar a recuperar el cacao mexicano. Es una labor a largo plazo, pero ya Tabasco ha cosechado dieciséis mil toneladas, mientras que el estado de Chiapas por lo pronto ha cosechado ocho mil. Hay esfuerzos importantes, sin embargo hace falta un impulso sostenido para proyectar el valor del cacao tanto en el territorio nacional como extranjero. Cabe resaltar que la Fundación Cacao México ha establecido alianzas con empresarios y productores para concretar éste objetivo. En 2011, México aportó únicamente el 1.26% de la producción mundial, colocándose en el lugar diecinueve de productores, ocupando Costa de Marfil el primero. Actualmente, México importa dos terceras partes de su consumo interno, es decir, adquiere en el exterior sesenta y cinco mil toneladas y únicamente produce veintidós mil. Además, ocurre como con otros productos alimenticios, que se están modificando las fórmulas del chocolate a través de grasas vegetales, colores y sabores artificiales, lo que disminuye calidad nutricional en el producto final.
La superficie estimada de cacao en el país, es de sesenta mil hectáreas pero más del 90% están en malas condiciones, principalmente porque no hay jóvenes que se integren a la labor productiva ante la falta de estímulos. El promedio de edad de los campesinos dedicados a este segmento es de 65 años. Por ello, es fundamental dirigir mayores recursos para la investigación y la capacitación!
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